LA LEY BATISTA 
Setiembre 4

Artículo 1 - La selección nacional es el camino para que los jóvenes exhiban sus condiciones ante la platea mundial del basketball. Aquellos que deserten de las selecciones seguirán jugando en su comarca, porque no tienen aspiraciones de progresar más allá del mundo chico que los rodea, o porque reconocen que ya no pueden aspirar a más. 
Artículo 2 – Publíquese y póngase en práctica 
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   Esteban Batista a los 22 años se ha convertido en un espejo para los miles de niños que comienzan a practicar basketball. No sólo por su juego, sino por apostar a la selección nacional.
   Descubierto tardíamente, se transformó, en base a su trabajo, desde el suplente de Welcome, o el pasante en Salto Uruguay y Nacional hasta su estallido deportivo en Trouville, en una figura de nivel internacional.
  Y por mucho respeto que nos merezcan esas instituciones y la misma actividad local, fue sólo la selección - en un verdadero torneo internacional, no un devaluado campeonato Sudamericano - la que lo hizo saltar al estrellato.
   Fue la selección la que le permitió que se fijarán en esa arrolladora máquina reboteadora y goleadora, como pocas veces ha tenido el basketball uruguayo.
   Batista no #FF6600actó, por supuesto, la ley deportiva con la que abrimos este comentario.
   Pero merece llevar su nombre, porque puso muy en claro por donde pasa el destino de quienes quieren ser conocidos y llegar lejos en el basketball.
   La selección nacional, es el verdadero camino.
   Ello quedó probado en momentos en que otros, por las razones que sea, - el estrecho margen de su habitual ámbito de actuación, por edad, o por asegurarse o tener asegurado un contrato para sobrevivir en el basketball – dejaron de lado la selección.
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   Otra figura de primerísimo nivel que ofrece Uruguay,  Nicolás Mazzarino encontró un socio que comenzó a sacarle toda la responsabilidad  de guiar a la selección uruguaya.
   Junto con Batista se repartieron posiciones en todos los rubros medibles del basketball, pero hubo uno muy especial, pues no sólo fue el goleador sino que en 33 oportunidades, o sea por lo menos 66 puntos más, ayudó a sus compañeros
a convertir.
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  Uruguay avanzó posiciones en el torneo de las Américas, ese certamen que en algún momento parecía haber sido creado para que los restantes equipos hicieran práctica de tiro.
  Ya no estamos allí para que otros demuestren sus excelentes condiciones goleadoras. Ahora por lo menos tenemos voz, aunque todavía nos falta tener voto.
  Estamos en el camino correcto, pero es un camino muy estrecho, y siempre estaremos en riesgo de perder la senda.

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